Campamento Conecta a Una Familia Nueva en Richmond con su Comunidad

Por Kenyatta Loftis

Mi familia y yo nos mudamos a Richmond hace casi dos años y medio del Condado de Marin. En ese momento, estaba preocupada por algunas de las cosas negativas que había oído de la ciudad, así que me enfoque en poner a mis hijos en una escuela buena y busque actividades para mantenerlos ocupados y entretenidos.

Un día me encontré con una mujer en Richmond que asistía a la misma iglesia que yo cuando éramos niñas en San Francisco. Me dijo que trabajaba por una agencia llamada Building Blocks for Kids (BBK). Me invito a atender una “charla y cena” que organizaron en el Centro Comunitario Nevin.

Nuestra participación con BBK es como mis hijos y yo conocimos a otra organización local, Youth Enrichment Strategies (YES).

En el verano de 2012, me llamó Demetria de la Oficina YES, invitándonos a asistir a su campamento familiar. Yo tuve la oportunidad de asistir al Campamento Mendocino cuando yo era joven, y estaba emocionada de poder darles a mis hijos la oportunidad de vivir lo que es un campamento de verano. Nos divertimos tanto
que pregunte si podíamos regresar este año.

Mi hija Nia escribió lo siguiente sobre su experiencia:

“De primero, realmente no quería ir al campamento familiar – me forzaron a ir. Hasta empaque al último momento, pensando que ellos [mi familia] me dejarían. Pero resulto ser muy divertido. Las actividades fueron increíbles – solo estoy triste que no tuvimos tiempo de hacerlas todas. Al final de todo, estoy feliz de que fui al campamento familiar, no puedo esperar hasta que regrese”.

Nos fuimos en un camión contratado al Campamento Loma Mar, donde pasamos dos días y medio divirtiéndonos como nunca.

El fin de semana empezó con ceremonias de inauguración donde jugamos juegos para conocernos. Una de las muchas actividades que disfrutamos durante el campamento fue escalar rocas, donde dos de mis hijos fueron capaces de llegar hasta la cima, gracias a la gente de Hilltop YMCA que les dieron la practica que necesitaban. También tiramos con arco, algo que recuerdo hacer de niña en el Campamento Mendocino. Pero la actividad más excitante fue la tirolina – y sí, también lo hizo mamá. Créanme cuando digo que el primer brinco es delirante. También disfrutamos de las manualidades y de tocar tambores, lo que nos dejo explorar nuestro lado musical. Los niños pudieron jugar en el arroyo. Tuvimos un fogón donde tocamos tambores, y hubo presentaciones preparadas por los niños y miembros del personal.

Un taller para padres le dio a los padres una oportunidad de relajarse y conocerse mejor. Compartimos un cuarto con otra familia cada noche y estoy feliz de poder decir que conocimos a personas con quien seguimos en contacto.

Mis hijos y yo realmente disfrutamos esta experiencia, y los cuatro de ellos ahora están planeando asistir el campamento YES de una semana.

Aprecio todo lo que hacen y estoy agradecida por las muchas oportunidades que las familias tienen en esta ciudad.

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