“The Big Short” Nominada al Oscar No es Comedia

 

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Reseña de Película, Edgardo Cervano-Soto

“The Big Short” es una película aterradora. Promovida como una comedia durante esta temporada de premios, logró cinco nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Película. Pero la película es más como un payaso de cumpleaños eliminando poco a poco su maquillaje para revelar un monstruo horripilante.

Su humor se desliza tan delicadamente al borde que produce una risa nerviosa de la audiencia. Y, sin embargo, una risa insegura es quizás la respuesta más adecuada al recordar la primavera de 2007, cuando el mercado inmobiliario estadounidense se derrumbó.

Dirigida por el veterano de la comedia Adam McKay (quien logró una nominación al Oscar por la película), y protagonizada por Christian Bale (quien también logró una nominación al Oscar), Steve Carell y Ryan Gosling, “The Big Short” ofrece una crónica del momento en que los principales bancos estadounidenses con avidez e irresponsablemente usaron hipotecas de alto riesgo como bloques del juego Jenga, construyendo una montaña valorada en billones para el sector bancario que de repente se autodestruyó.

Esta es una película sobre el poder del dinero. Se trata de los millones de estadounidenses a la merced de un sistema capitalista y fraudulento, y cómo seguimos interpretando el papel de peones. Sí, “The Big Short” es todo esto, y todavía una película de Hollywood.

Pero antes del clímax dramático, la película explica las condiciones que llegaron a la caída del mercado inmobiliario. Hipotecas de alto riesgo y bonos, las palabras de moda de 2007, se discuten abiertamente, y se supone que el público conoce esos términos. Pero a medida que los personajes – jugadores hipócritas en un juego en el que espían la oportunidad de ganar millones – aprenden sobre los detalles del plan de vivienda, nosotros también aprendemos. Y la película toma algo que podría ser muy seco, y cuenta la historia de maneras entretenidas.

Figuras de la cultura pop hacen cameos en pantalla y definen términos financieros oscuros como obligaciones de deuda garantizadas y CDOs sintéticos. Anthony Bourdain compara sopa de pescado de tres días a muy malas hipotecas empaquetadas en un bono estelar que obtiene altas calificaciones. Selena Gomez nos muestra la naturaleza de cómo los bancos hacen dinero con otras apuestas en un juego de blackjack. Las definiciones de los términos financieros están garabateadas en una letra blanca en la parte inferior de la pantalla. Esto puede sonar como un documental, y de una manera eso es lo que es – con muchos adornos. El elenco está conformado por personas enteradas de la máquina de las finanzas. Le dan a la audiencia un acceso exclusivo a ofertas de varios millones de dólares, a las salas de reuniones privilegiadas de Goldman Sachs, y las oficinas privadas de Morgan Stanley.

Los personajes no son simpáticos, pero los actores y el guión (nominado al Mejor Guión Adaptado) dan suficiente elementos personales y trasfondo para que sean interesantes seguir. Y el hecho de que se basan en personas reales hace que la película sea incluso aún más fascinante. Steve Carell, Christian Bale, Brad Pitt, y Melissa Leo se destacan.

Christian Bale es Michael Burry, un gestor de fondos de cobertura de San José. Mientras invierte en préstamos de alto riesgo para sus inversionistas, él es el primero en identificar la burbuja inmobiliaria – y él decide apostar que la burbuja tronara en 2007. Goldman Sachs toma el dinero de Burry porque piensan que el mercado de la vivienda nunca fallará. Lo que sigue es un trama de bomba de tiempo: él espera nerviosamente a que su predicción se haga realidad, mientras las acciones de su compañía se deprecian.

Steve Carell interpreta a Mark Baum, un gestor de cobertura para Morgan Stanley. Baum es interesante porque él está indignado por la codicia y la imprudencia del mercado de la vivienda. Él es un descarado, con derecho, patán feroz que odia la cultura de fraternidad codiciosa de las operaciones bancarias. Y, sin embargo, también invierte en el intercambio de incumplimiento de crédito que apuesta contra el mercado inmobiliario. A través de él, tomamos un viaje por carretera a Miami y vemos las caras reales de los estadounidenses que viven en casas a punto de irse a pique.

Estos dos personajes proporcionan la base para entender cómo funcionaba el mercado de la vivienda y los bancos. Personajes adicionales interpretados por Melissa Leo, Brad Pitt, y Ryan Gosling proporcionan una visión más profunda sobre lo corrupto e intangible que realmente son  nuestra economía y las leyes que la rigen.

Y cuando la burbuja inmobiliaria finalmente truena, cuando las acciones de Wall Street caen en picado, cuando el sistema fraudulento compuesto por bloques de Jenga comienza a tambalearse, un momento de quietud y ansiedad entra sigilosamente al teatro.

Muchas personas que perdieron sus hogares en 2007 a los préstamos hipotecarios de alto riesgo defectuosos probablemente serán repulsados y sacudidos por la película. Uno de los personajes con nostalgia dice que tal vez esta burbuja va a exponer a los verdaderos criminales – banqueros y ejecutivos – y que serán juzgados por un tribunal. Pero como revela el epílogo, nada de lo anterior ha pasado. Ningún director general de banca fue juzgado por transacciones depredadoras. En cambio, los contribuyentes estadounidenses en realidad rescataron a los grandes bancos. Los inmigrantes y gente pobre de color fueron acusados ​​de tomar decisiones desinformadas para comprar casas que no podían pagar. Y los bancos recuperaron.

Como Mark Baum (Steve Carell) lamenta, el gobierno estadounidense sabía que los contribuyentes rescatarían a los bancos. No fue la codicia; “simplemente no les importo”.

Hay un instinto de comparar cuánto realmente ha cambiado desde 2007 hasta 2016. ¿Cuál es nuestra actitud ahora hacia las instituciones financieras que efectivamente se libraron de responsabilidad? ¿Cómo ha evolucionado el ambiente de fraternidad de Wall Street? ¿Qué lecciones aprendimos? ¿Cuántos estadounidenses aún están sin hogar?

“The Big Short” trae a la mente otra película nominada a la Mejor Película, “Spotlight”. “Spotlight”, también una producción de Hollywood, toma una mirada periodística a los casos de abuso sexual de la Iglesia Católica que primero investigó el Boston Globe. El contenido es diferente, pero en el fondo, estas dos películas representan la exposición de un sistema corrupto por estadounidenses “regulares”. Hay valor en tener películas contemporáneas de Hollywood luchar contra la injusticia. Películas como “The Big Short” y “Spotlight” revelan las verdades ocultas en secreto. Las revelaciones son duras, un baldazo de la realidad brutal. La recompensa es tener la información para ser capaz de hacer un cambio. Es decir, si podemos cambiar las cosas. Después de “The Big Short”, sentí un pesimismo familiar que los menos poderosos siempre son los perdedores. Como mostró la película, dentro de la industria bancaria, incluso cuando los ricos y privilegiados pierden, aún ganan. “The Big Short” sirve como una cápsula del tiempo y un reto, provocándonos a exponer aún más ocultamiento. Y hacer algo al respecto.

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