22 Jul Fruitvale Station: ¿Conmoverá al Mundo Como a Nosotros en Oakland?
Comentario • Pendarvis Harshaw
El público soltó un enorme aplauso justo antes de comenzar la emisión privada de Fruitvale Station dentro del cine de Oakland Grand Lake. La mayoría del público entonces le dio la espalda a la pantalla para honrar a la madre de Oscar Grant, que estaba hacia atrás y a la izquierda del cine. Yo la vi reconocer al público con un saludo de su mano.
La película empieza con el metraje de Oscar Grant III siendo balaceado de cerca en la espalda por un oficial de BART el día de Año Nuevo 2009 en la plataforma de la estación Fruitvale.
Después la película retrocede, ha contar la historia de las 24 horas que preceden la muerte de Grant: una serie de eventos turbulentos que representan a Oscar como un padre, un amigo, un ex convicto desempleado y fumador de marihuana que obedeció el deseo de su madre de que tomara el tren en vez de manejar esa tarde fatal.
Mirar la película, Fruitvale Station, en Oakland – era como algo de una película.
Yo trabaje estas calles como periodista durante las manifestaciones para Oscar Grant en Oakland. Escribí sobre el caso en Los Ángeles. Y durante una entrevista, una vez le pregunte al ex Alcalde de Oakland Ron Dellums sobre la posibilidad de nombrar la estación Fruitvale “Grant Station”.
Eso fue durante el verano de 2009. Cuatro años después, esta historia a estallado en la pantalla grande.
El actor principal Michael B Jordan, que gano fama por su papel en la serie exitosa “The Wire”, y la actriz ganadora del Academy Award, Octavia Spencer, eran dos nombres que prestaron credibilidad de Hollywood al proyecto. Y sus actuaciones no hicieron más que conseguir más respeto.
Y lo que hace la historia aún mejor es el director Ryan Coogler, que se crió en Oakland y Richmond.
Ellos, y muchos más, estaban presente para un evento en Oakland repleto de estrellas.
Me senté en una fila con dos camarógrafos de la filial local de Fox. En el otro lado del dúo estaba la madre y cuñada de Oscar Grant. A mi derecha estaban tres amigos míos, artistas y activistas, quienes habían participado en la saga de Oscar Grant, de una forma u otra.
La familiaridad en la sala en momentos se sentía como si estuviéramos viendo viejos videos familiares.
Cuando la película mostró a personas fumando en el tren BART, un amigo susurró: “Hacíamos eso antes”.
Cuando la película toco la canción de Mack Dre “Feelin’ Myself”, otro amigo dijo: “Ah, ¡aún es un éxito!”
Y cuando el personaje principal dice repetidamente “Bruh”, agregando un dramatismo a la escena de un perro muriéndose en sus brazos, pensé: “Están exagerando el idioma de Oakland… Bruh”.
Pero preferiría ver una película que es demasiada representativa de la situación real de que algo que está totalmente fabricado en un estudio en Hollywood. Esto no fue Coach Carter. Me alegró que se filmó en Oakland, e incluyeron algún talento local.
No estaba completamente impresionado con el trabajo de la cámara, es decir las escenas de acción. Hubo por lo menos dos escenas donde caminaban largas distancias que podrían haber sido más atractivas si hubieran sido una serie de rodadas cortas. Parecían escenas de cine documental. Pero tal vez esa era la idea – contar una historia real y gráfica de una manera verdaderamente gráfica.
El uso de gráficos digitales para representar la comunicación de mensajes de texto era ingeniosa. Todo el mundo conocía la función del teléfono celular en la historia de Oscar Grant, incluso el tipo en la primera fila de la sala de cine – su teléfono sonó mientras estaba la película.
El teatro se iluminó cuando las celebridades locales hicieron apariciones especiales en el tren, en la tienda, en el hospital. Incluso los breves cameos resultaron en algún tipo de reacción.
Es emocionante ver a gente real y local en la gran pantalla. Por otra parte, es emocionante ver una historia local verdadera en la pantalla de cine.
El teatro neoclásico estilo egipcio de dos pisos sirvió como un punto de reunión para la comunidad, un lugar donde la gente pudiera compartir un par de risas alegres, unos pocos aaaahhhhs románticos, y el silencio solemne de los momentos finales de la vida de Oscar Grant, esta vez no en una pantalla de teléfono celular, pero en una pantalla grande.
El bien escrito torbellino emocional es una gran representación de un acontecimiento, un caso de brutalidad policial.
Cuando esta película llegue a los cines en todas partes, el mundo sabrá la historia de Oscar Grant – la única pregunta es: ¿se conmoverán de la misma manera que lo hicimos en Oakland? Espero que sí.
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