26 Aug Minorías crecen y se juegan su representación en la redistribución de distritos
Mark Hugo López, Yurij Rudensky y Jesselyn McCurdy.
Por Jenny Manrique, Ethnic Media Services
El conteo del Censo 2020 muestra lo que los demógrafos han venido anticipando en los últimos años: Estados Unidos es una nación cada vez más diversa con las minorías creciendo a pasos acelerados frente a la raza blanca caucásica. Paralelamente los esfuerzos por coartar los derechos electorales de estas minorías avanzan en al menos 22 legislaturas estatales mientras la redistribución de distritos, que se hace con base en datos del censo, ha impulsado a los activistas de todo el país a presionar por una representación equitativa.
Expertos convocados por EMS y la Conferencia de Liderazgo en Derechos Civiles y Humanos analizaron el desafío que representa la creciente diversidad racial y étnica en el país para el trazado de distritos electorales, así como el estado de dos proyectos de ley en el Congreso para garantizar el derecho al voto.
“Los estadounidenses blancos caucasicos hoy constituyen el 58% de la población del país”, dijo Mark Hugo López, director de investigación hispana del Pew Research Center. “Esa es la proporción más baja que hemos visto para los blancos no hispanos en los Estados Unidos (históricamente)”.
Las poblaciones asiática e hispana juntas representan alrededor de tres cuartas partes del crecimiento de la nación. Los hispanos hoy suman casi 62 millones de personas y representan el 19% de la población total del país, un crecimiento del 23% con respecto al último censo del 2010.
Aunque la población blanca no hispana que asciende a alrededor de 200 millones de personas sigue siendo el grupo racial más grande, la población negra también creció y asciende a alrededor de 40 millones de personas, el 12% del país. La población asiática llegó a los 20 millones, representando el 6%, mientras los nativo americanos y de Alaska suman cerca de 2,3 millones, un poco menos del 1% de la población nacional.
Hasta el 1 de abril de 2020, la Oficina del Censo contó 331.4 millones de personas en el país.
“La nación ha cambiado constantemente en el transcurso de las últimas cinco décadas” sostuvo López. “La gran historia aquí es que hay 5 millones menos de blancos no hispanos…
32 estados vieron aumentar su población, pero dentro de esos estados, la población blanca no hispana disminuyó… sus poblaciones se volvieron más diversas”. Mientras tanto el número de estadounidenses que dijo ser de dos o más razas también aumentó (34 millones).
“La otra historia que nos muestran estos números es que las zonas rurales han perdido gente, mientras los condados urbanos y suburbanos han ganado gente”, añadió Lopez.
Con base en estos datos, durante los próximos meses, se volverán a trazar las fronteras políticas a nivel nacional, estatal y local. Los distritos debeáan ajustarse para reflejar los cambios demográficos que han ocurrido, de modo que las comunidades negras, latinas, asiáticas y nativas que históricamente han enfrentado discriminación, tengan la misma oportunidad para elegir a su candidato preferido.
“Cuando un partido político tiene el control de este proceso, puede ser usado en cierto modo en desventaja para la oposición política”, dijo Yurij Rudensky, asesor de redistribución de distritos en el Centro Brennan para la Justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.
“Gerrymandering es el término común para estos abusos de redistribución de distritos… El objetivo es asegurar una ventaja electoral para un partido, pero también hay gerrymanders raciales para minimizar la influencia política de los votantes de color”, añadió Rudensky. “En muchos estados, estos dos abusos van de la mano”.
De acuerdo a Rudensky hay tres soluciones para la distribución de distritos. Una es ceder el control de esta tarea a una comisión de redistribución de distritos independiente, conformada por representantes demócratas, republicanos e independientes que no sean cabilderos, políticos, o involucrados en campañas.
Una segunda solución al gerrymandering, dijo el experto, es asegurarse de que haya poderosas salvaguardias y herramientas legales que los defensores puedan utilizar en los tribunales para vigilar la redistribución de distritos. Y una tercera es que más gente se involucre en el dibujo de los mapas para que los políticos “no hagan su trabajo a puerta cerrada”.
“La amenaza más reciente para el creciente poder político de estas minorías es un intento de las fuerzas de derecha de no contar a todas las personas cuando se dibujan los distritos, sino sólo a aquellos ciudadanos adultos”, explicó Rudensky. Esto significa que los niños menores de 18 años y los no ciudadanos ya no contarían a efectos de representación.
“Esta es una idea nueva y muy peligrosa que dañaría a las comunidades de color… La buena noticia es que la mayoría de los estados tienen leyes que requieren que todos sean contados. La segunda buena noticia es que los estados no tienen los datos necesarios para hacer esto porque el Censo de 2020 no incluye datos de ciudadanía”.
Salvaguardas
Entre las salvaguardas para vigilar la redistribución de distritos están dos proyectos de ley que cursan actualmente en el Congreso. La Ley del Pueblo (S1) y la Ley de Promoción de los Derechos Electorales John L. Lewis, ambos con un fuerte apoyo bipartidista, tienen como objetivo contrarrestar las iniciativas de supresión de votantes.
De acuerdo a Jesselyn McCurdy, vicepresidente ejecutiva interina de Asuntos Gubernamentales, de la Conferencia de Liderazgo en Derechos Civiles y Humanos, “ahora mismo, nuestra democracia está en peligro. A menos que se tome una acción inmediata y directa para protegernos completamente contra la discriminación racial en las urnas y para asegurarnos de que cada voz y voto cuenten, la perderemos… El Congreso debe aprobar ambas leyes”.
El 24 de agosto la Cámara de Representantes aprobó la legislacion de John Lewis que entre otras cosas busca restaurar la seccion V de la Ley de Derechos Electorales que le daba al Departamento de Justicia, el poder de revisar cualquier cambio legal propuesto en estados con antecedentes de discriminación contra votantes de color. 219 demócratas estuvieron a favor y 212 republicanos en contra; la ley ahora pasa a un Senado dividido donde enfrenta una fuerte oposición republicana.
La Ley del Pueblo también fue aprobada en la Cámara y se espera que sea discutida en el Senado en las próximas semanas.
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