A selfie of fair-skinned young woman who is wearing a zip-front black tank top and has a rose tattoo on her left arm. She appears to be in her home, and there are plants and artwork behind her, including a painting of Frida Kahlo.

Ser una Persona de Raza Mixta me da una Mente Abierta y Empatía

A selfie of fair-skinned young woman who is wearing a zip-front black tank top and has a rose tattoo on her left arm. She appears to be in her home, and there are plants and artwork behind her, including a painting of Frida Kahlo.

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Comentarios, Natasha Kaye

Todas las personas que somos étnicamente ambiguas hemos escuchado las palabras “¿Qué eres?” durante toda nuestra vida. Para algunos, esta pregunta puede provocar sentimientos de frustración e irritación; para otros, es algo tan común que hemos aprendido a reírnos de esta pregunta.

Pero cada vez que alguien nos hace esa pregunta, debemos encontrar la mejor explicación de “qué”, o más bien, de “quiénes” somos.

Mi respuesta es sencilla. Yo digo: “Soy peruana y blanca”. Creo que es sencillo, y si la gente sigue preguntando, puede hacerlo, pero no suelo sentir la necesidad de dar más explicaciones.

La respuesta normalmente es algo parecido a: “Sabía que no eras del todo blanca” o “¡Pensaba que eras asiática!”. Por lo general, estos comentarios no me molestan, no puedo culpar a las personas por su curiosidad. Pero a veces alguien lo dice con inflexión y un tono de desprecio que me hace sentir que mi existencia no es suficiente.

Al ser de raza mixta, con frecuencia me decían que no era “lo suficientemente latina” o “lo suficientemente blanca” para hacer x, y, z. A veces eran bromas de amigos o familiares, pero otras veces no lo eran.

Para algunos, mi apellido estadounidense y mi padre blanco eran suficientes para sentir que ser latina era injustificado. Para otros, mis ojos marrones y mi piel morena bastaban para considerarme una persona que no es blanca.

De cualquier manera, la mitad de mi identidad se utilizó para crear una imagen completa de mí misma que encajara en su visión del mundo. Y, en cualquier caso, estaban equivocados.

Ser de raza mixta es exactamente eso: somos mixtos. Somos todas las partes bonitas y todas las partes feas de nuestras culturas, familias y experiencias, y esa mezcla es lo que hace que seamos… nosotros.

Como he crecido en dos culturas completamente distintas, siempre he querido conocer y experimentar costumbres diferentes a las mías. He sentido el dolor de que ridiculicen a una de mis culturas o a las dos, así que he intentado vivir mi vida con una mente abierta. He crecido apreciando diferentes tradiciones y aceptando normas que otros pueden considerar que son equivocadas porque no son las suyas. Eso me ha obligado a mantener la mente abierta y a tener en cuenta cómo una cultura nos moldea, sobre todo cuando otras personas intentan desestimar aspectos que no comprenden.

Realmente considero que mi herencia mixta me ha permitido desarrollar una pasión por el periodismo, para ver el otro lado y tratar de entender y no juzgar. Especialmente en una época como la actual, en la que la cultura de cancelación está muy extendida y el discurso es limitado, encuentro más fácil no juzgar porque muy probablemente he escuchado a mis seres queridos decir algo que ahora consideramos problemático.

Cuando escucho a mis tíos latinos decir comentarios despectivos sobre la comunidad LGBTQ+, no los ataco; les pregunto por qué se sienten así, y sin excepción, sus respuestas se basan en un arraigado sentido del machismo, algo que por mucho que desprecie, sé que está arraigado en nuestra cultura. Considero que no es mi labor cambiarlos, pero sí creo que es mi labor como periodista y como familiar comprenderlos y empatizar con ellos, incluso cuando no estoy de acuerdo en lo absoluto.
De la misma manera, cuando escucho a mi familia blanca y conservadora quejarse de que los inmigrantes “se están apoderando de todo”, sé que si los ataco y los etiqueto de racistas no conseguiré nada. Créanme, he vivido momentos en los que he contenido gritos y lágrimas sintiendo que mi propia familia no quiere a mi madre aquí, y sinceramente, puede ser que no la quieran, pero por cada pensamiento racista que han tenido o microagresión que han murmurado, el ser una persona de raza mixta me ha obligado a intentar empatizar con ellos. Conversando con ellos sobre sus opiniones en contra de los inmigrantes, está claro que todo se reduce al miedo. Miedo al cambio, porque como personas blancas en Estados Unidos siempre han estado bien, y ver que otros cambian las cosas y amenazan su estatus los asusta. Como persona de raza mixta de la bahía evidentemente esa idea me parece ridícula, pero entiendo que eso pueda asustar a la gente blanca de las zonas rurales de Estados Unidos.

A algunas personas les puede parecer equivocada mi postura al respecto. Quizá crean que mi trabajo es educar y rechazar las nociones problemáticas siempre que es posible. Pero no estoy de acuerdo. No puedo llevar esa carga todo el tiempo, así que he decidido escuchar y aprender. No hay problema: podemos estar de acuerdo en no estar de acuerdo. Creo que necesitamos más de eso en este mundo. Creo que así es como mis dos familias se han mantenido relativamente civilizadas durante estos años.

Así que, a todas las personas de raza mixta, lo comprendo. Mantener el equilibrio entre dos o más culturas a la vez es siempre un reto, pero es hermoso y debemos recordarnos a nosotros mismos que debemos sentirnos agradecidos por eso.

 Este recurso cuenta con el apoyo total o parcial de fondos proporcionados por el Estado de California, administrados por la Biblioteca Estatal de California en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de California sobre Asuntos de Asiáticos e Isleños del Pacífico como parte del programa Detengamos el Odio. Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener apoyo, visita CA vs Hate.

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