Entrevista con la Leyenda de Góspel de Richmond Dorothy Morrison sobre Música, la Fe y el Hogar

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Por Malcolm Marshall

Nota del Editor: La cantante Dorothy Combs Morrison Henry, de 69 años, nació en Longview, Texas y creció en Richmond, CA, una ciudad que aún frecuenta. Morrison encontró la fama como la vocalista principal de la exitosa canción de 1968 “Oh Happy Day”, por los Edwin Hawkins Singers. La canción se convirtió en un estándar de góspel y ha sido grabada por muchos artistas. Recientemente habló con el editor de The CC Pulse Malcolm Marshall acerca de su vida en la música, el papel de la fe y su amor por Richmond.

¿Cómo cambio su vida cantar y grabar “Oh Happy Day”?

Cuando grabé esa canción en 1969 con los Edwin Hawkins Singers, cambió mi vida [en] que me dieron la oportunidad de cantar al mundo acerca de Dios y cómo Él puede lavar sus pecados. He estado en la iglesia toda mi vida. Mis padres tenían su propia iglesia y así se me considera una “niña PK”, hija de un predicador. Así que siempre cante. Mi familia, todos crecimos cantando. Hay diez de nosotros. Así que siempre he querido cantar sobre lo bueno que es Dios, y finalmente me dieron la oportunidad de cantar.

Edwin Hawkins me preguntó si me gustaría cantar en el coro y así es como entre. Él me dijo que tenía una canción para mí, y que el título era: “Oh Happy Day”. Y él dijo: “Ahora necesito que obtengas algunos versos”. Así que me fui a casa [y] hablé con mis hermanos – Jerry Combs ya fallecido, y mi hermano Bill Combs – y les pedí versos… pero los versos que me dieron eran como la predicación. Yo no quería entrar en eso porque estaba prohibido en la Iglesia de Dios en Cristo que las mujeres predicaran. Se les puede llamar maestras, pero no predicadores. Así que no quería hacer ninguna predicación. En el camino [a la sesión de grabación], mi marido en ese entonces, el Sr. Isadore Morrison, dijo: “Por qué no dices, ‘Cuando llegue al cielo voy a saltar y gritar, nadie estará allí para extinguirme”. Así que use eso. Escribí eso en mi mano y cuando llegué a la sesión de grabación, lo leí de mi mano… Lo combinamos y así fue como “Oh Happy Day” nació en el escenario en Berkeley de la vieja iglesia de Efeso de Dios en Cristo, que fue pastoreada por el abuelo de Tramaine Hawkins, el reverendo E.E. Cleveland.

¿Cómo fue crecer en una familia musical?

Oh, impresionante, impresionante. Quiero decir, porque había canto, música, todos los días… Cuando nos levantamos por la mañana, la música estaba prendida. Mis hermanos ponían la música góspel mientras limpiábamos la casa, mientras lavábamos los platos, mientras trapeábamos el suelo, cualquier cosa que teníamos que hacer… La música estaba puesta desde la mañana hasta la noche… Así que fuimos como saturados por la música, y en ese momento era Claude Jeter y Swan  Silvertones y Shirley Caesar e Inez Andrews… Ella (la música) como que se clavó en nuestra mente subconsciente.

¿Quién ha tenido la mayor influencia en su vida y por qué?

Aretha Franklin, Mahalia Jackson y Bessie Griffin. Esas son las tres damas que yo diría que fueron mis modelos a seguir, mis estatuas de una señora cantando. Y admiro cómo, cuando cantaban, ellas daban todo. No se contenían… Lo sentías. Así que por eso siempre quise cantar como Mahalia Jackson y esas personas. Yo quería cantar canciones que podía sentir y yo no cantaba nada que no podía sentir.

Febrero es el Mes de la Historia Afroamericana. ¿Posee este mes algún significado para usted?

Ese es el mes en que celebramos los modelos afroamericanos que han caminado delante de nosotros, que han arado la tierra e hicieron las bases para diferentes cosas. Quiero decir, desde las farolas hasta la mantequilla de cacahuate a las operaciones a corazón abierto. Los cantantes lo exponen, donde podemos relacionarnos. Martin Luther King, ya sabes, él trató de compartirlo con la gente si lo recibieron o no. Lo tenemos … lo tengo. Y significa mucho para mí celebrar y ser recordada de nuestro patrimonio y la cultura de que venimos.

¿Cuál es tu conexión con la ciudad de Richmond?

Cuando vine de Texas tenía cinco meses de edad… así que Richmond es mi casa. Me encanta Richmond. Ahora estoy en Sacramento pero todavía vengo a Richmond lo más que pueda; cada otro fin de semana estoy en Richmond, simplemente porque significa mucho para mí. A medida que avanzo a través de las diferentes calles, me trae recuerdos de diferentes momentos de mi vida. Fui al jardín de infantes allí, asistí a la escuela secundaria allí, fui a la universidad allí. Mi iglesia local todavía está allí. Muchos miembros de mi familia fueron enterrados en Richmond, nuestra sepultura se encuentra en Richmond. Somos de Richmond; representamos a Richmond. La familia Combs se conoce en Richmond. Llegamos a cantar en las celebraciones [y] celebraciones de vida de todo el mundo.

¿Cuál fue el día más difícil de su vida? ¿Cuál fue su mejor día?

Cuando tenía unos 21 años de edad, íbamos cruzando las vías del ferrocarril en la calle 47 en el lado sur… [Estábamos] cruzando las vías del ferrocarril en mi carro. Veníamos de un ensayo y, de repente – no sé lo que pasó, alguien más estaba conduciendo – nos choco un tren. Así que ese fue mi día más difícil en Richmond. Y, por supuesto, dije: “¡Oh Señor ayúdanos”. Y sí nos ayudó sabes – no tenía ni un rasguño en mí, pero fue un momento aterrador para mí. Supongo que el mejor día fue cuando escuché “Oh Happy Day” en la radio, tocando cada hora sobre la hora. Y todo el mundo dijo: “Es Dorothy Morrison. “Ese fue uno de los mejores días… Tengo una hija, su nombre es Kimberly Morrison, y cuando ella nació, también fue uno de mis mejores días.

¿Qué consejo le darías a los jóvenes de la comunidad?

El consejo que tengo para ellos es encontrar una iglesia y llegar a conocer a Cristo por sí mismos, porque donde quiera que vayas se está poniendo duro… Si no conoces a Cristo, te quedaras atrás. Aconsejo a los jóvenes, “Está bien vivir en Richmond, pero se un modelo a seguir” – se un modelo a seguir para que los otros niños pequeños que vengan puedan ver lo que [los jóvenes] están haciendo y seguirlos. Al igual que yo dejé un legado en Richmond – dejé “Oh Happy Day”. Richmond esta orgulloso de eso. “Oh Happy Day” vino de su tierra, y cuando voy al extranjero – acabo de volver de Suiza y me estoy preparando para ir a Malasia –cuando canto, le digo a la gente que soy de Richmond, California. Dejó que se sepa que es de donde soy, y quiero que otros jóvenes se [conviertan] en modelos a seguir para que ellos también puedan ser felices que vinieron de Richmond. Todavía amo Richmond, incluso Norte Richmond. Todavía me encanta.

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